El chinche de cama (Cimex lectularius) es una especie activa sólo durante la noche y que necesita altas temperaturas para completar su ciclo vital.
Estos insectos no permanecen adheridos a sus huéspedes después de la picadura, sino que se quedan en los tejidos esperando para el siguiente ataque.
Seguro que has oído la expresión “¡que no te coman los chinches!”
El único alimento de los chinches es la sangre, así se instalan en lugares lo más cercanos posible a los huéspedes a los que pican. Las escasas condiciones de higiene, la alta densidad de población y el aumento de los viajes internacionales han favorecido la proliferación de estos insectos.
Los chinches, originalmente, presentaban una distribución cosmopolita siendo indicadores de entornos insalubres y sucios, actualmente vuelven a ser muy corrientes y se encuentran frecuentemente en los trenes y las habitaciones de hoteles. Por lo general, viven en grupos.
Los chinches no revisten una particular amenaza para la salud si no fuera por las reacciones alérgicas que pueden manifestarse en algunos pacientes después de la picadura, por lo general indolora.
Las infestaciones masivas y repetidas pueden ocasionar estrés psicológico.